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Publicado el martes, junio 01, 2010 en las categorías ,

LA VISIÓN DE SUSANA
La primera vez que estuve en Roma fue hace 17 años, en el viaje de fin de curso de 3º de BUP. La verdad que los recuerdos de aquella visita son diferentes a los de esta vez. En aquel momento disfrute de otras muchas cosas y mi visión fue diferente. Imaginad que fue de lo que más disfruté...


Está última vez llegamos a Roma el viernes por la noche, a eso de las once. Fuimos al hotel, supercéntrico, al ladito de Termini -la estación de tren y autobús, vamos, una especie de intercambiador gigante-. Pensamos en salir a tomar un cerve y comer algo, pero por esta zona la cosa estaba un poco muerta. Yo pensaba, por mi experiencia en el norte de Italia, que iba a estar muerta la ciudad por la noche pero he de decir que no es así. El sábado por la noche estuvimos en el Trastevere, y estaba llenito de gente en bares, terrazas, restaurantes. Un barrio con mucho encanto, me recordó al ambiente de nuestra 'La Latina'.

En el Trastevere estuvimos cenando en una terracita y la verdad es que no elegí muy bien el plato principal. Era una pasta de sémola de trigo duro con almejas. En realidad me sabía a pescado en salsa verde. Pero lo que si me gustaron fueron los entrantes. Probamos fiori di zucca (flor del calabacín) como a la gabardina que estaba riquísimo y es típico de la cocina romana. También son muy romanas las aceitunas rellenas de carne -parece raro ¿a qué si?-. Al final era unas albóndigas de carne con aceitunas, nada especial, pero también muy típicas.

Coger el autobús para ir al Trastevere -en general para ir a cualquier sitio- fue una de las aventuras del viaje. No se si lo sabéis, pero en Roma no se paga en el autobús y creo que en el metro tampoco por lo que el autobús iba de bote en bote. No se cabía e íbamos de pegatina en la puerta. En algún momento pude tener hasta miedo.


Roma es una ciudad con mucho encanto, por su gente, por sus calles, por todo el arte que se ve a cada paso que das por la ciudad. También es caótica, pero a eso nosotros estamos acostumbrados, no es una novedad. En esta visita, lo que más me ha gustado ha sido la Basílica de San Pedro en el Vaticano, no tenía muchos recuerdos de mi primera vez en Roma, y he de deciros que es impresionante desde el principio, cuando llegas a la plaza hasta cuando te vas a alejando de ella, la vista es impresionante.

De todo lo que visitamos, el Moisés de Miguel Ángel no lo había visto anteriormente y me encantó. Está en una iglesia –podríamos decir cualquiera- que llama San Pietro in Vincoli, y allí se encuentra en un lateral,casi pasando desapercibido, pero no... es impresionante. Que belleza tienen las esculturas de Miguel Ángel.

Solo deciros que volveré a Roma y espero no tardar otros diecisiete años.

LA VISIÓN DE DAVID
Mi visita data de 1999 pero imagino que todo seguirá en su sitio. Fuimos Gema y yo en una estupenda semana de marzo. El tiempo acompañó y el sol apretaba.

Nosotros en lo cultural nos quedamos con la parte que nos interesaba y conseguimos ver casi por completo: la Roma Imperial. Las torres de Trajano, Largo di Torre Argentina, el Teatro Marcelo, la Boca della Veritá, el Panteón, Piazza Navona, el fabuloso Foro, y por supuesto el Coliseo.


Gastronómicamente, la ciudad nos pareció muy interesante, pero cuidado, sin referencias siempre se va a la aventura. El primer contacto lo tuvimos en la terraza de nuestro hotel, Imperiale, en Via Veneto. Deliciosa pasta en un cenador de cristal en plena calle. Otro sitio recomendable fue a base de ensaladas sorprendentes y pizza/pasta. Se encontraba en Largo di Torre Argentina y creo que se llama Rossopommodoro, una cadena de restaurantes bastante económicos.


A final de la semana hicimos la visita obligada a la Ciudad del Vaticano, y allí encontramos una joya, La Taverna de Lino (Via Tunisi, 18), aparentemente un lugar de turistas, pero con una cocina sabrosa, auténtica y barata (ver foto).

Durante la semana probamos diferentes sitios, todos ellos céntricos y con comida muy interesante, pero dentro de nuestra ignorancia y con altas dosis de intuición. Finalizando en la ciudad eterna, el último día disfrutamos de la noche romana, que en aquella época rivalizaba con una bombilla de 40w, en un vetusto restaurante entre Via Veneto y Vila Borghese, en Via di Porta Pinciana. Actualmente no se si sigue abierto y dónde se situaba exactamente. Se trataba de un típico restaurante romano, regentado por un señor entrañable. La cena era amenizada por un trío de músicos entrados en años que cantaban típicas canciones. Allí me comí un risotto increíble y quedamos en volver cuando naciera nuestra hija -Gema estaba embarazada de Paula-. Aun no hemos vuelto y ya toca.
Publicado el jueves, abril 01, 2010 en las categorías ,


L'ALTRO BAR
BAILÉN, 35
28005 MADRID
91 364 52 01

LA VISIÓN DE DAVID
Hoy os vamos a hablar de un sitio al que no fuimos a comer. Se trata de un bar de cócteles. L'Altro Bar es un pequeño local situado en pleno Madrid de los Austrias en el centro de Madrid. Si vamos desde San Francisco El Grande hacia el Palacio Real, justo antes de cruzar el viaducto nos encontraremos este estupendo local.

Lo conocí gracias a Susana y me pareció un local excelente para tomar una copa después de la estupenda cena en BeChic Loft. La oferta de cócteles es variada, pero os voy a hablar de uno en concreto: El Pirlo de Aperol.

Pirlo es la bebida típica de Brescia basado en vino blanco espumoso, Campari (o Aperol) y soda. El equivalente del 'spritz' veneciano. La degustación del Pirlo es normalmente antes de la cena. El nombre Pirlo se deriva del movimiento circular particular que el Aperol hace después de su caída en el vino blanco. En el dialecto Bresciano se dice 'Has hecho un Pirlo' como testimonio de una caída no traumática al suelo. El líquido derramado, cayendo en el vaso, que recuerda a un Pirlo (una caída) que va hacia abajo y hacia arriba.


El Aperol es un aperitivo italiano producido por la compañía Campari. Sus ingredientes incluyen la naranja amarga, la genciana, la quina y el ruibarbo. La bebida tiene un nivel de alcohol de un 11%.

En L'Altro Bar lo preparan de lujo. Su color naranja intenso y transparente en copa de globo llama la atención. El local es muy acogedor con buena música y donde se puede conversar cómodamente. Os lo recomiendo después de una buena cena.

LA VISIÓN DE SUSANA
Este sitio lo he conocido hace unos años, y es un sitio con ambiente cálido e íntimo pero que nosotros los españoles no hemos entendido su 'función'. En Italia -el dueño es bresciano-, antes de comer y de cenar de toma el 'aperitivi', vamos lo que son nuestras cañas, pero este sitio se llena más en las copas de después de cenar... pero bueno... me sigue gustando igualmente.

A mí me encanta. Me parece un sitio con mucho encanto en que el que se puede tomar un Pirlo, aperitivo típico de Brescia: Campari o Aperol con soda y vino blanco. El primero es más amargo y el segundo algo más dulce. En L'Altro Bar lo acompañan siempre con una tapita de estilo italiano. Nosotros tomamos espirales con pesto... es un sitio original.
Publicado el lunes, febrero 01, 2010 en las categorías ,


BASARRI
TOLEDO, 10
28005 MADRID
91 366 33 62

Porque nosotros lo valemos, nos fuimos a cenar ambos dos para celebrar el exitazo de este blog. Elegimos Basarri junto a la Plaza Mayor.

Antes abrimos boca en L' Altro donde nos tomamos un cóctel Pirlo. A las 21:30 estábamos ya en Basarri. Hicimos la reserva unos días antes pero la crisis parece haber hecho mella en el sector y no estaba nada poblado. Ésto no repercutió en el servicio que fue esmerado y la cocina generosa y contundente. El personal es muy amable y haciendo sugerencias continuamente. Nos situaron en una mesa en una estancia muy acogedora donde nos encontramos muy bien. Buena luz y no había música, por lo que pudimos charlar a gusto.

La carta no es muy amplia pero los platos son muy atractivos, bien presentados y generosos. Para compartir elegimos un Revuelto de Morcilla y Manzana con Crujiente de Espinacas, aunque no estamos seguros que nos trajeran ese revuelto exactamente. Teníamos hambre y nos pareció estupendo. Las croquetas nos tentaron pero no sucumbimos. De segundo pedimos una Presa Ibérica con Raviolis de Torta del Casar y Salsa de Cebolla, y un Entrecot con Parmentier Trufada y Tulipa de Verduras a la Parrilla. Afortunadamente estos nombrecillos tan pomposos no se quedaron solo en eso y estaban increíbles. Para regarlo elegimos un Enate 2006 (Somontano). Antes de servirnos nos obsequiaron con un aperitivo de la casa. Hablamos, hablamos y hablamos y todo sin prisas


Para el postre sí caímos. Brownie Casero con Helado de Vainilla y Chocolate Caliente para compartir. Cuando no podíamos ya más, nos obsequiaron con unos Chupitos de Crema Catalana Casera y con unos Bombones Caseros. Todo muy bueno. Café -de excelente calidad-.

El precio por persona fue de 40€, así que ya estáis tardando. También tiene un menú de degustación muy completo por 35€. Y lo mejor es que se nos pasó volando ¡¡¡estuvimos allí casi 3 horitas!!!. A las 0:30 estábamos saliendo por la puerta.
Publicado el martes, diciembre 01, 2009 en las categorías ,

LA VISIÓN DE SUSANA
Este viaje no puede decirse que sea muy gastronómico que digamos, ya es bastante conocido que su cultura culinaria deja bastante que desear, pero si en esa ciudad además se comiera bien… sería un paraíso. Bueno se me olvidaba el tema de la lluvia, pero como en los tres días que he estado no ha llovido nada… para mi en Londres no llueve -qué ironía-.

La cosa no empezó muy bien. Cinco horas de retraso del vuelo en Barajas, y allí comenzamos a no comer bien. Un sandwich de esos de plástico… se trataba de alimentarse, solamente. Después continuamos con unas patatas y guarrerías varias -como dice una amiga mía: gordillerías-. Y así hasta la cena… no sigo que me mosqueo, jajaja.


El sábado se despertó un día esplendido, con sol y no mucho frío, cosa que se agradece en el mes de noviembre y en Londres, por lo que salimos a desayunar y a patear la ciudad.

Buscamos un autobús que nos dejara en la Abadía de Westminster, y salvo que nos bajamos un par de paradas antes de llegar, todo bien. La Abadía por fuera es un edificio impresionante, la planta, etc… Además nos encontramos con la celebración de los veteranos del final de la II Guerra Mundial, estaba lleno de personas mayores con condecoraciones en la solapa de los trajes y muchas cruces de madera en los jardines recordando todos los soldados muertos... no comment.


Después seguimos con el Big Ben, el Parlamento, London Eye…. Paseamos y paseamos y llegamos a Saint Paul, donde estaban confirmándose como 500 niños y tuvimos que esperar como media hora. Este tiempo lo aproveché para darme una vuelta por un supermercado de M&S y comprobé que los londinenses le dedican poco tiempo al comer. Todo estaba precocinado: sandwiches, comida oriental, comida italiana… pero todo precocinado. Muchos y muy variados zumos y chuches, muchas chuches…

Entramos en Saint Paul y subimos a la gran cúpula. Bueno, yo me rajé en 400 escalones… no llegué a los 500, jajajaja. Salimos y nos comimos un bocata de jamón y queso caliente. El pan era riquísimo, con un montón de cereales. Pero os voy a contar lo que comió una inglesa que estaba a mi lado -impresionante-: un vaso de agua caliente con limón y miel. Eso fue todo lo que ingirió la pájara. Ainsss.


Pasamos la tarde en la Torre de Londres, Piccadilly, Trafalgar Square y acabamos en China Town cenando. E hicimos lo que pudimos por nuestra limitación con el inglés, pero estuvo riquisimo: arroz, pollo y cerdo. Ah y rollitos de primavera. En casi todos los escaparates de los restaurantes de China Town colgaban patos lacados, con un aspecto estupendo. La verdad es que es un sitio muy pintoresco y que hay que visitar.

Al día siguiente estuvimos en Candem, un mercadillo estupendo y que si vas a Londres no debes dejar de visitar. Una amiga que vive allí nos llevó a la tienda de una diseñadora de faldas australiana que vive en Londres y sólo vende en el mercadillo y por internet: Nicola Quilter (merece la pena darse una vuelta por su página web). Después caminando y viendo tiendas todas muy peculiares, hasta que llegamos a lo que llaman la 'pequeña Venecia' (por el canal) y fuimos al sitio más peculiar que vi en todos los días, una callecita llena de tiendas de comida oriental, china, árabe… con un olor especial, con colores especiales y con gente que te reclamaba para que compraras sus comidas. Igual es un poco ridículo, pero me pareció estar en Bankok o en un sitio así -realmente no he estado en Bankok, pero por lo que yo me imagino… debe ser algo así-.


Y para comer el famoso fish and chips... pues a mi me encantó en ese sitio con tanto encanto, en esa caja de cartón y con esas patatas.

Podría contaros muchas cosas más, es un ciudad muy interesante a la que me gustaría volver... y volveré.

LA VISIÓN DE DAVID
Yo, cuando estuve en la city, fue hace casi 6 años, por motivos de trabajo. Pero como fue un viaje de domingo a miércoles tuve tiempo de moverme un poco y 'disfrutar' de su gastronomía.

Aterricé de noche un domingo de mayo y se rompió un estereotipo erróneo. En Londres hay mucha marcha, mucha gente de fiesta y mucho restaurante abierto cualquier día de la semana. Pudimos salir a cenar ya cerca de las 11 pero preferimos acomodarnos y en mi caso darme una ducha mientras llegaba un sandwich club del servicio de habitaciones. Estaba alojado en el Meliá White House cercano a Regent's Park. Un hotel muy recomendable (4*) si os lo podéis permitir.


De 9 a 17 lo pasaba en una localidad al norte llamada Harrow on the Hill, donde asistía a un seminario. Para llegar allí, en tren, pasábamos por los aledaños del estadio de Wembley y por todas esas praderas de cuidado césped. Nuestras comidas fueron diversas y rápidas, un italiano pasable, un mejicano y un establecimiento típicamente inglés donde servían el tradicional English breakfast que se consume a todas horas: huevos a la plancha, salchicha, una especie de morcilla -la llamada black pouding-, judías blancas y el grasiento bacon.

En las dos tardes que estuve en la city hubo grandes pateos por la ciudad para ver los sitios más representativos. Para cenar pensé en disfrutar de un chino o un hindú, ambos con fama de encontrarse los mejores del mundo en Londres; pero me asaltó el temor de vivir ese momento 'guiri' así que cenamos en un restaurante especialista en carnes por Picadilly.


La segunda y última noche la pasamos en un turco en la zona de Regent's que tenía bastante buena pinta. Extrañamente e igual que a Susana, hizo un tiempo increíble. Generalizando creo que no tienen una comida marcada y recurren a la italiana, china o hindú, aunque me consta que tontos no son y las nuevas generaciones saben donde encontrar lo bueno.

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